Dos noches ya que mis sueños son interrumpidos. ¿Quien será el que me susurra en madrugada?, ¿o es el viento que me trae un mensaje que no logro escuchar?
La tormenta ha estado dando vueltas, una brisa fresca nos esta acompañando las mañanas, mi piel respira, mi mirada se aclara con el gris del agua por caer. La espera bien abierta y entregada. Sin embargo las noches se vuelven mas pesadas, hay un silencio que llega a todos los rincones, y parece que hasta el aire se aquieta para acompañar el clima de aquel invitado. El calor de la tierra se eleva, y mi cuerpo intranquilo no puede entregarse a las sabanas.
¿Que voz es la que no me deja dormir? ¿Porque no la escucho? ¿Será mía? ¿O un extraño ha encontrado una puerta por donde golpear y entrar?
Será la misma vos que calla en el día, y que en la noche quiere gritar y cantar aquellas palabras olvidadas o al menos medias perdidas, o sin destino. Pero aquí estoy nombrándolas, o mejor aun llamándolas, invitándolas.
Ya han llegado las gotas a dibujar en las ventanas, la claridad de la mañana entra por las paredes y las tiñe de un azul plateado.
Y un dato mas, una semana entera nos ha estado observando y nosotros a ella. Tan luminosa, tan radiante, grande y clara que aunque por momentos este escondida, su luz derriba los muros que la nublan, y llega aquí, a quien la mira, la siente, la huele, la toca. La luna, ha estado extrañamente hermosa, ha salido con su vestido de gala, y no parece querer sacárselo, ¿a donde va?, ¿a donde nos lleva?, a quienes quedamos encantados, imantados de su belleza.
Será aquella la razón de mi insomnio?
Hace varios minutos que los pájaros se han despertado, y creo que caminar, en el pasto mojado, oler sus verdes y respirar, respirar por los pies, por las manos, por la mente… tal ves respirar me lleve a descansar, o a escuchar.
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